viernes, 24 de agosto de 2007

Boda

Pensaba en casarme con ella mientras sorbía con los labios pintados
de rojo el borde de la lata vacía de coca-cola.

El espíritu era el adecuado con la cola en la mano,
el silencio y las cosas que ocurren habitualmente mirando una autopista
llena de coches y de ruidos.
Polvo y arena por todo alrededor.

Pensé en casarme mas no dije nada,
lo mismo que no abrí la boca sobre la falda que se le había plegado
y dejaba a la vista, Dios mío, aquellos muslos tan llenos
y parte de la ropa interior de calle.
La de diario.

La obligué con el gesto a que se sentase en el suelo
a los pies de mi silla
y puedo jurar que hubiera dado cualquier cosa
para que adorase mi polla
como a una dorada trompeta
estridente al beso de cualquier arcángel.
Creo que por eso dejé lo de la boda.

1 comentario:

Txe Peligro dijo...

oye, que guay tu faceta de poeta!! mu bien, mu bien.

eso de la trompeta tiene gracia. Y lo de venga que llora y llora del poema anterior es muy Lorca :)

hala, sigue así.

nos vemos pronto!