jueves, 19 de julio de 2007

Felación

Alguien se habrá dado cuenta de que llevo más de dos semanas de vacaciones, puede que tres, y para ser sincero no han sido sólo unas vacaciones normales. Han sido mucho más que eso. Han sido festividades sexuales y mentales, vacaciones prendidas detrás del calor viendo el tiempo pasar a lo largo y ancho de mi cuerpo estrecho y tibio, de mi vello y de mis entrañas. No he hecho casi nada excepto mantener la cabeza bien oculta detrás de la jara y del bog con todos mis sentidos puestos sobre el movimiento y la esencia de la verdad verdadera, valga la redundancia, o realmente la verdad de la verdad. La esencia de la no mentira. Citando a Hobbes: “El hombre es incapaz de la mentira, sus palabras, o su lenguaje, es el que miente”. Hoy he leído y he despertado, por lo menos un poco de mi atropello de sexo y estío, luego he enganchado el delicado sonido del trueno en mi reproductor de música hi-fi, super cuadraphonic y estoy dispuesto a lanzarme a través de la gran extensión entre vosotros y yo. El lenguaje, generalizando, consiste en relacionar de forma compleja etiquetas asociadas a elementos que pertenecen a nuestro pensamiento. La palabra árbol es una representación directa que nos permite generalizar y utilizar el concepto árbol que hemos obtenido de una generalización abstracta gracias a los sentidos. De hecho, sin el uso verbal, nuestro aprendizaje estaría francamente comprometido ya que las relaciones que hemos etiquetado con la palabra árbol debería ser realizadas de nuevo cada vez que nuestros sentidos procesasen árbol. De esta forma presuponemos que el árbol es un ser inmóvil, normalmente con hojas verdes y que se estira para arriba desde el suelo. Todo lo que sabemos de los arboles tendría que ser vuelto a aprender sino existiese árbol – la palabra si así lo queremos etiquetar -. Un elemento cualquiera de nuestra conversación realiza, simplificando, una relación entre sendas etiquetas con algún símbolo lógico o no de relación. Así como en matemáticas el símbolo pertenece implica que el primer elemento está totalmente incluido en el segundo, el verbo ser en ciertas connotaciones implica exactamente lo mismo. Por ejemplo en : “El hombre es un animal” lo que estamos haciendo es indicar que el primer elemento pertenece o está contenido en la segunda categoría. Lo que hace al lenguaje un elemento mucho más complejo es que: primero, una misma etiqueta de relación puede relacionar de forma distinta elementos dependiendo de los elemento en cuestión (Como es lógico el verbo no indica lo mismo – no es la misma relación lógica – en “Yo soy español” que “Yo soy tuyo” y ciertamente la única diferencia viene del elemento B); segundo, existen infinidad de posibles etiquetas de relación. De esta forma el verbo ser puede indicar inclusión, existencia, esencia y un abrumador número de posibles relaciones entre el elemento A y el elemento B. Todo esto sin tener en cuenta que el lenguaje humano normal permite relaciones cruzadas, relaciones entre múltiples elementos e incluso distinguir entre las distintas relaciones con frases muy sencillas. Se dice que una frase es verdad cuando la relación que se establece coincide con la serie de pensamientos o relaciones mentales del hablante o mejor dicho del "lenguajeante" ya que el lenguaje no incluye sólo el habla. Para simplificar más si queréis: cuando coincide con la realidad. El asunto es que el hombre no miente – por supuesto ni la mujer, no estoy hablando en genero – sino que como mucho erra. Entendámonos; si yo le digo a una mujer en la cama que la quiero porque observo que necesita que se lo diga para poder acostarme con ella y yo estoy realmente interesado en el polvo, pues voy y se lo digo. La frase, lo que yo he dicho es mentira. Pero pensemos atentamente en el pensamiento que se ha encadenado en mi cabeza. Ella necesita algo, que le diga que la quiero ergo si quiero obtener lo que necesito, tengo que decirlo. El desarrollo mental nunca es falso - el desarrollo ha expresado la relaidad del "lenguajeante" - sino que como mucho es equivocado, ojo erróneo, ya que puede que la chica se acueste igual contigo sino dices nada. El lenguaje miente pero nosotros no nos podemos mentir a nosotros mismo. Cuando decimos algo que no es verdad si sabemos que no es verdad a nosotros mismo nos hemos dicho la verdad y si era verdad la única forma de que fuese mentira es que estuviésemos equivocados. Yo soy tan incapaz de ser falso como de no ser yo, lo único que puedo hacer es que mis palabras sean falsas por mí.


Por casualidad he pensado en lo mucho que se parecen las palabras hablar y felación. Me imaginé que por algún capricho del destino podían provenir del mismo término latino. Mi gozo ha caído en un pozo al comprobar que felación proviene, esto si lo sabía, de felatio (mamar) pero hablar proviene de fabulari que desgraciadamente no es lo mismo. Lastima. Esto debe querer decir que las felaciones no mienten lo que podría ser francamente interesante. Increíblemente interesante.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tio estas ralladisimooooooooooooo

menudo tocho, me debes una caña por leerme algo asi

un abrazote de oso currito en hospital

Beatrix Kidoo dijo...

yo también quiero caña que también me lo he leido

Y abrazote de oso currito.

besosalados!!

Otro Maldito Bastardo dijo...

Pues cervezas para los dos...por guapos, guapisimos (y por aguantarme)